Han pasado trescientos años desde el gran holocausto nuclear y la sociedad se ha reorganizado de forma que las
mujeres no están obligadas a llevar siempre las de perder. En las amuralladas ciudades de las mujeres se mantiene una parte de la cultura del pasado. Extramuros y tras la puerta al País de las Mujeres, las guarniciones de guerreros
cultivan la violencia y luchan sin cesar.
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